lunes, 5 de agosto de 2019

Volver

28 de Septiembre de 2011.

Volver es otra forma de llegar, Lerner ya lo decía hace cien años, cuando te vas y dejas todo atrás se parece a morir un poco, el viaje te cambia, te transmuta como si volar fuese el eslabón perdido de la alquimia del alma, cambia tu cara, tu mirada se vuelve más sabia y profunda, la risa y la pena siempre dejan su huella en tu frente -la biología puede ser cruel para quienes quieren el árbol siempre en flor- pero las líneas que te ganas lejos de casa son distintas, son amadas, muchos dicen que es un mapa, yo creo que son un poema escrito en tu piel. Cambia también aquello que dejaste atrás, la amistad se va esparciendo, las más fuertes sobreviven, pero muchas se secan por falta de riego, la gente envejece sin ti, algunos nacen y otros mueren, otros incluso desaparecen sin dejar rastro al igual que los edificios que tanto quisiste -aun cuando olvidaste el por qué- en alguna parte del camino... tu también desapareces. Entonces pasa que vuelves y buscas, a los amigos que desaparecieron, los edificios que añorabas, caminas sin rumbo por el hogar perdido que era tu ciudad buscando las raíces profundas que tanto echaste en falta mientras fuiste “extranjero", pasan los días y sigues sin encontrar aquello que construiste por allá lejos, vagando en tu ciudad se vuelve cierto que ya no te pertenece, el tiempo paso sin ti y tu…. No has vuelto a ninguna parte...solo has llegado, dejaste un hogar y lo cambiaste por un sitio conocido pero extraño, un punto intermedio entre un pantalón de la ropa usada y un paquete turístico en veinticuatro cuotas precio contado, comienzas a vivir el dejavú terrible que te regala la vida en premio por haber decidido vivir tu vida siendo ajeno. 
Desgarrado por la pertenencia me declaro incompetente en el compromiso, me niego a ser alguien para otro mientras no pueda mirarme al espejo, me niego también a usar una máscara hasta no reconocer mi rostro en el reflejo, me niego a enarbolar la bandera que pronto abandonaré o a llevar una etiqueta caducada desde su emisión. Vivir como quien pasa, pasar sin vivir en demasía, hasta sentir en mi bolsillo las llaves de un hogar en el que, al entrar, todo me espere tal y como lo deje, ir al salón, quitarme la ropa, y asi desnudo y sin adornos ser el mismo que salió, sonriéndome desde el encierro cálido de quien se encuentra consigo mismo para dormir en una cama conocida.

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